Dejamos Austria para dirigirnos a Eslovaquia. A sólo una hora de distancia en bus desde Viena, se encuentra la ciudad de Bratislava, nuestro siguiente destino. Llegamos muy tarde a la noche, por lo que directamente fuimos a dormir al hostal para al otro día, arrancar temprano nuestro recorrido. Aquí estaríamos sólo un día, por lo que debíamos aprovechar. 

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Muy temprano a la mañana, salimos del hostal. El calor esa jornada era realmente sofocante, pero eso no podía detenernos. Siempre con una botella de agua en la mochila y la gorra en la cabeza, caminábamos y recorríamos cada lugar con entusiasmo. 

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Arrancamos visitando el Castillo de Bratislava, situado en lo alto de una colina a orillas del río Danubio. Realmente increíble. Desde allí, se pueden observar hermosos panoramas de toda la ciudad. El acceso es gratuito y sin dudas, no se puede dejar pasar. Tras la visita a este lugar, y luego de contemplar las increíbles vistas, descendimos por una pequeña calle angosta que desemboca en una de las entradas al centro antiguo.

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Imperdible: La "ciudad vieja", como se denomina al centro histórico de Bratislava, es la gran atracción de la ciudad. Aquí, pueden encontrar una enorme cantidad de comercios de todo tipo y restaurantes con comidas tradicionales de la región y también de diferentes partes del mundo. Repleto de calles angostas, el paseo por el centro histórico, nos trasladó al nacimiento y a los inicios de Bratislava como una ciudad importante de Europa del Este. 

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Sin dudas, un sólo día para visitar Bratislava fue muy poco, pero es lo que teníamos y creemos que lo aprovechamos al máximo. Otros lugares de interés además de lo mencionado antes: un recorrido a orillas del Danubio observando las bellas edificaciones y el mítico puente Most SNP -conocido como el puente ovni, es el puente atirantado más largo del mundo-. Una visita al antiguo ayuntamiento -un complejo de edificios del siglo XIV ubicado en el casco antiguo de la ciudad-. Recorrer la Puerta de San Miguel -única puerta de la ciudad que se ha conservado de las fortificaciones medievales-.

 

Visitar el Palacio del primado -un palacio neoclásico construido entre 1778 y 1781-, y el Palacio Grassalkovich -residencia del Presidente de Eslovaquia-. Dar un paseo por la plaza Hviezdoslav -una de las plazas más conocidas de la ciudad-. Conocer la Catedral San Martín -una de las iglesias más antiguas de Bratislava, conocida por ser la iglesia de coronación del Reino de Hungría entre 1563 y 1830-, y la Iglesia de Santa Isabel -destacada por su color azul-. Por último, si tienen tiempo -nosotros no pudimos hacerlo- deberían visitar el Castillo de Devín, a unos kilómetros del centro de Bratislava. Este castillo fue construido en el siglo VIII y contiene una gran parte de la historia de la ciudad. 

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Pueden hacer clic AQUÍ si desean ver algunas fotos de nuestro paso por esta bella localidad eslovaca y obtener un poco más de información sobre la misma.