top of page

Experiencia en Marsella

Puerto de Marsella

A continuación descubrirán la historia y actualidad de una magnífica ciudad del sur de Francia que tuvimos la suerte de visitar. Conocida por sus bellas playas y paisajes increíbles, es una de las principales ciudades turísticas de este país.

Estamos hablando de Marsella, que más allá de ser principalmente un destino veraniego, también se puede visitar en otoño/invierno para disfrutarlo al máximo. Ese fue nuestro caso, ya que quisimos evitar la gran masa turística que se acerca a la ciudad en los meses de calor, y realmente lo recomendamos.

Como verán en las fotos más abajo, la ciudad parece vacía. Esto puede ser un punto a favor o en contra. Eso depende de ustedes. Si prefieren los destinos llenos de turistas en los que pueden conocer gente de diferentes partes del mundo en un solo lugar, obviamente les recomendamos ir en verano. Sin embargo, si les gusta estar tranquilos y poder conocer y descubrir una ciudad sin tener cientos de turistas alrededor, evidentemente, deberían ir en los meses más frescos.

Repaso histórico

Panorama de Marsella

Yacimientos y estudios arqueológicos realizados hace años, demostraron que existieron asentamientos humanos en el territorio que hoy es Marsella, desde hace más de 30000 años. Sin embargo, su fundación como polis griega (ciudad estado) se da aproximadamente en el año 600 a. C. bajo el nombre de Masalia.

Masalia fue el punto de partida para la propagación de la civilización helenística y su escritura entre los pueblos galos y del norte de Europa, que aprendieron a transcribir su propia lengua en caracteres griegos.

El desarrollo posterior de Masalia, que alcanzaría un importante número de habitantes y la categoría de polis, la convirtieron en un puerto de referencia griego en Europa occidental, aliado más adelante, de la República Romana en sus disputas con Etruscos, Celtas y Cartago.

Esta colonia griega prosperó gracias a su posición estratégica como puente de comercio entre Roma y los pueblos del interior de Galia, facilitando el intercambio de bienes manufacturados, esclavos y, particularmente, de vino.

En el año 49 a. C., como consecuencia de su apoyo al partido de Pompeyo el Grande en su enfrentamiento con Julio César, fue anexionada a Roma por este último tras vencer y capturar a su flota, adoptando el nombre latino de Massilia.

Ya en la Edad Media, tras la descomposición del Imperio romano en Europa Occidental en el siglo V, la ciudad pasó a ser gobernada por los visigodos -pueblos germánicos occidentales-, que la cedieron a los ostrogodos tras la batalla de Vouillé en el año 507, para evitar que cayera en manos de los francos, que sin embargo terminaron por ocuparla.

A principios del siglo VIII, la destrucción del reino hispano-visigodo por el Califato Omeya y la instauración de su poder en la Península Ibérica, inició un periodo de disputa por el control de Europa Occidental con el Imperio carolingio, que afectó al desarrollo de Marsella y las demás villas francas de la costa mediterránea. Durante el siglo IX, Marsella fue atacada y saqueada dos veces por tropas musulmanas.

En el año 1347, la ciudad fue uno de los focos de penetración en Europa de la devastadora epidemia de peste negra, por su condición de puerto, resultando muertos cerca de 50000 de sus 90000 habitantes. Este desastre demográfico, provocó que la ciudad fuera atacada y saqueada durante los siguientes años.

En 1437, Renato I de Nápoles -rey de Sicilia y duque de Anjou-, llegó a Marsella y se estableció como uno de los más enriquecidos asentamientos fuera de París. Marsella fue luego usada por el duque de Anjou como una base marítima estratégica en la reconquista de su reino de Sicilia.

Años más tarde, se construyeron nuevas defensas en toda la ciudad y el comercio comenzó a crecer enormemente. El gremio comenzó a establecer una posición de poder dentro de los comerciantes de la ciudad y se fundó la Corporación de Pescadores.

Marsella se unió a la Provenza -antigua provincia del sureste de Francia- en el año 1481 y se incorporó al Reino de Francia al año siguiente, pero pronto adquirió una reputación de ciudad díscola frente al gobierno central.

En el transcurso del siglo XVIII, se mejoraron las defensas del puerto y se hizo más importante como puerto militar en el Mediterráneo. En 1720, la Gran peste de Marsella, una variante de la Peste Negra, provocó 100.000 muertes en la ciudad y las provincias limítrofes.

La población local se entusiasmó con la Revolución francesa y 500 voluntarios marcharon a París en 1792 para defender al gobierno revolucionario. En su marcha de Marsella a París cantaban una canción, que pasó a ser conocida como La Marsellesa, hoy en día convertida en el himno nacional de Francia.

Durante el siglo XIX, las instalaciones portuarias se extendieron y se instalaron muchas fábricas, la ciudad fue un lugar de innovaciones industriales y de un crecimiento en la industria manufacturera. El aumento del Imperio francés y las conquistas de Francia desde 1830 en adelante en el norte de África, estimularon el comercio marítimo y aumentaron la prosperidad de la ciudad.

Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada por los nazis entre noviembre de 1942 y agosto de 1944 y sufrió graves destrozos. Una gran parte del casco antiguo de la ciudad fue dinamitado en un proyecto masivo de limpieza, con el fin de reducir las posibilidades de ocultar a miembros de la resistencia francesa que operaban en los edificios antiguos de gran densidad de población.

A partir de la década de 1950, la ciudad sirvió como puerto de entrada a Francia para más de un millón de inmigrantes. En 1962 hubo una gran afluencia después de la independencia de Argelia, que incluyó unos 150.000 inmigrantes.

¿Que hacer en Marsella?

Puerto de Marsella

Recorrer el Vieux Port -Puerto Viejo-, situado en el origen de la avenida de la Canebière. Sus talleres están clasificados como monumentos históricos.

Cruzar hasta una pequeña isla del archipiélago de Frioul, en la bahía de Marsella y visitar el Castillo de If, una enorme fortificación francesa edificada entre 1527 y 1529.

No pueden perderse la visita a la Basílica de Notre-Dame de la Garde, que está ubicada en la cima de un pico calcáreo de 149 metros sobre el nivel del mar y elevada otros trece metros más sobre los cimientos de una antigua fortaleza que había en la cima. Por lo que, desde allí puedes observar increíbles panoramas de toda la ciudad.

Otro recorrido que no puede faltar: el Parque nacional de Calanques. Está situado a las afueras de Marsella, pero se puede llegar fácilmente en un bus que se toma en el centro de la ciudad. Más abajo, en la galería de fotos, podrán observar los increíbles paisajes que pueden encontrar allí. Realmente, imperdible.

Conocer el Palais Longchamp, un inmenso monumento rodeado de un gran parque en el que se puede encontrar el Museo de Bellas Artes y el Museo de Historia Natural de Marsella.

Mientras realizan un recorrido por la zona portuaria, pueden visitar la Catedral de Marsella -Catedral de Santa María la Mayor-. Se trata de un imponente edificio, único en su género en Francia, que evoca el Oriente por su estilo románico-bizantino.

Realizar una visita al Fort Saint-Jean, una fortificación construida en 1660 por Luis XIV a la entrada del Puerto Viejo. Y descubrir también el Fort Saint-Nicolas, edificado el mismo año bajo las órdenes de Luis XIV.

Visitar el Museo de Civilizaciones Europeas y Mediterráneas inaugurado el 7 de junio de 2013. Se trata del primer museo nacional francés que se encuentra fuera de París.

Recorrer el Parc Borély, un parque público de administración municipal que tiene una extensión de 17 hectáreas. A su lado se encuentra el bello Jardín Botánico E.M. Heckel.

Descubrir la Abadía de San Víctor de Marsella, fundada en el siglo V por Saint Jean-Cassien.

Realizar un recorrido por el hermoso barrio de La Joliette, situado al comienzo del puerto autónomo de Marsella. Pasear también por el barrio Noailles, conocido principalmente por su gran mercado.

Caminar por la Avenida Canebière, que tiene 1000 m de longitud y va de la Iglesia de los Reformados al Vieux Port. Cabe aclarar que esta calle fue inaugurada en el año 1671.

Visitar La Friche, una antigua fábrica de tabaco que actualmente funciona como Centro Cultural.

Conocer el Porte d'Aix -el Arco del Triunfo de Marsella-, el cual marca el antiguo punto de entrada a la ciudad en la carretera de Aix-en-Provence.

Visitar el Palais du Pharo -Palacio del Faro-. Se trata de un monumento construido por Napoleón III en la segunda mitad del siglo XIX.

Por último, como mencionamos al principio del artículo, el itinerario cambia dependiendo de la época del año en la que realizan el viaje. Si van en verano, obviamente pasarán más tiempo en las bellas playas que ofrece Marsella. En cambio, si van en otoño/invierno -como nosotros-, dedicarán su tiempo a visitar cada lugar histórico de la ciudad con mayor detenimiento.

A continuación, tras conocer la historia y los lugares de interés de esta bella ciudad, los invitamos a observar las fotografías de nuestro paso por Marsella:

bottom of page