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Laguna del Viborón, un importante humedal Argentino al borde de la desaparición

Ubicado en la provincia de Mendoza, en el oeste argentino, este humedal que supo ser hábitat de más de 130 especies de aves, está a punto de secarse completamente. A pesar de haber sido declarado de interés para la conservación por parte del Gobierno local, la situación empeora cada vez más. El cambio climático y el uso del recurso hídrico son las principales causas.

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Laguna del Viborón © Stella Moreiras

Junto con las lagunas permanentes Bombal, La Paloma, Los Álamos y Soria y otras que se forman temporalmente, como son la Montenegro y la Lauriente, la Laguna del Viborón conforma el Sistema de humedales Leyes – Tulumaya. Este sistema de humedales se ubica de norte a sur ocupando tres municipios de la provincia de Mendoza, al pie de la Cordillera de los Andes. Cabe aclarar que por su gran importancia, en el año 2020 el sistema fue declarado de interés para la conservación por parte del Ministerio de Ambiente de la provincia de Mendoza, con el objetivo de promover su conservación mediante acciones directas de protección y restauración. Y la laguna del Viborón, por su parte, fue declarada Área de Interés Ecológico Municipal y de Uso Sustentable por parte del Departamento de Maipú, a través de la Resolución 1383/08.

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La laguna del Viborón tiene aproximadamente 1,25 km de largo y un ancho irregular de 300m a 30m en la parte distal. Sin embargo, su extensión ha variado con el paso de los años. “En función de los registros geológicos, esta laguna ocupó un área mucho más extensa a la actual o a la dimensionada en tiempos históricos”, aseguró Stella Moreiras, Doctora en Ciencias Geológicas del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas). Al mismo tiempo, explicó que esta variabilidad está asociada a los caudales del río Mendoza. “En períodos con mayores nevadas en cordillera, asociados principalmente a escala interanual a periodos de El Niño con precipitaciones por encima de los normales, estos sistemas recibieron mayor aporte de agua”, señaló.

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Según indica Jennifer Ibarra, Presidente de la Fundación Cullunche, en sus años de mayor esplendor, la Laguna del Viborón supo ser un gran atractivo turístico de la región y llegó a albergar mas de 130 especies de aves y diferentes especies de peces. “Se podían observar Cisnes Coscoroba, Cisnes de Cuello Negro, Cuervillos de Cañada, Gallaretas, Teros Reales, Teros comunes, Garzas, Patos de diferentes especies y hasta Flamencos. También aves que ocupaban zonas aledañas como rapaces o paseriformes y mamíferos acuáticos como el Coipo (especie de roedor)”, aseguró la presidente de esta fundación, la cual promueve la conservación de la flora y de la fauna, el equilibrio de los ecosistemas y el bienestar animal en la provincia de Mendoza, Argentina.

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Más allá de esto, la actualidad de la Laguna del Viborón es muy diferente. Este humedal ha visto notablemente disminuido su aporte de agua superficial, subterránea y freática debido principalmente a la crisis hídrica existente en la región desde 2009. Esta escasez se agravó en el último año. Los caudales medios del año 2021 fueron aproximadamente un 50% inferiores a los caudales medios históricos (período 1956-2020). Jennifer Ibarra aseguró que hoy en día la laguna ya casi no tiene agua. “Aún conserva humedad en el suelo, pero el espejo de agua ya no se ve”, enfatizó.

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Situación geográfica de la laguna del Viborón en Argentina © Stella Moreiras

Las causas de la sequía...

La situación que se vive actualmente en este humedal no puede explicarse por una sola causa y, según indica Stella Moreiras, esta puede estar sujeta a múltiples variables. Al ser un ambiente fuertemente impactado por el hombre, “por un lado, existe una disputa por el agua superficial principalmente demandada para irrigación (agua usada para la agricultura o el riego de cosechas) y por otro, la sobreexplotación del recurso subterráneo”, señaló.

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Al mismo tiempo, se debe mencionar el crecimiento poblacional en la región y, por lo tanto el mayor uso del agua, la cual es distribuida en esta provincia por el Departamento General de Irrigación (DGI). Jennifer Ibarra asegura que este organismo se niega a mandar al sistema lo que se conoce como la cuota ecológica mínima de agua para mantener la vida y sanidad de los ambientes naturales como son estos humedales. “A esto se suma el desvío del agua a otros sectores para riego y uso agrícola y la creación de barrios privados con parques y piletas”, expresó.

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Además, el marcado descenso de las precipitaciones durante los últimos años en la región es otra de las principales causas de la reducción -y tal vez la desaparición- de esta laguna. Esto se debe a que, desde sus orígenes, el sistema de humedales Leyes Tulumaya encuentra su principal vía de mantenimiento en las precipitaciones níveas anuales en alta montaña. Esto lo confirma Jennifer Ibarra, quien señala que desde hace unos años nieva menos y por lo tanto hay menos agua. “Esta provincia cordillerana, depende de las nevadas y como decimos acá, nuestro tanque de agua está en la cordillera”, afirmó.

… Y los impactos ambientales que generaría su desaparición

Las consecuencias que genera la sequía de esta laguna son enormes. Por un lado, existen impactos sobre el medio ambiente y el ecosistema local ya que los humedales son parte del ciclo del agua, una parte del agua se filtra y se recicla en estos ambientes. “Este humedal modera el clima, la temperatura y la humedad sobre todo de esta región”, afirmó la presidente de la Fundación Cullunche.

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Por otro lado, el daño sobre la biodiversidad local es irreparable. Evidentemente, ya no hay más peces y el lugar ya no será hábitat permanente ni transitorio de innumerable cantidad de especies. Cabe destacar que, además de sustentar su fauna habitual, este humedal actúa como lugar de pasaje para numerosas especies migrantes que se desplazan hacia otras áreas.

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Además, según explica Jennifer Ibarra, existen consecuencias económicas perjudiciales para la población local ya que todo el cordón productivo, por ejemplo el de verduras y frutas que se consumen en la ciudad de Maipú, proviene de este sistema que se verá perjudicado por la falta de agua. Y al mismo tiempo, hay que mencionar la pérdida económica derivada de la ausencia del turismo, el cual abundaba anteriormente gracias al esplendor del gran espejo de agua único en la zona y a la gran cantidad de actividades recreativas que ofrecía, como por ejemplo la pesca deportiva.

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En definitiva, los humedales poseen grandes beneficios sobre el medio ambiente, la biodiversidad y el bienestar humano, y es por esto que es tan importante conservarlos. Son ecosistemas claves para la adaptación al cambio climático y a la mitigación de procesos de desertificación; sirven de abastecimiento de agua dulce para consumo y producción; sirven de hábitat para animales; proveen alimentos para las personas; ayudan a reducir el impacto de tormentas, inundaciones y sequías extremas; y son importantes sitios de interés cultural y educativo.

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Laguna del Viborón en 2022 © Stella Moreiras

Aún hay tiempo de salvar la laguna

Está claro que se debe actuar ya mismo si se quiere lograr la recuperación y conservación de la laguna del Viborón y de todo el sistema de humedales Leyes – Tulumaya. Según Stella Moreiras, miembro del CONICET, es el municipio de Maipú a través de su intendente y consejo, quien debería actuar rápidamente si se quiere preservar este cuerpo de agua. “Es necesario tomar medidas para no seguir impactando este recurso, desde la calidad de su agua hasta las actividades que se desarrollan a su alrededor”, afirmó.

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Desde la Municipalidad de Maipú confirmaron que, con el objetivo de recuperar una parte del agua de la laguna, están en vías de iniciar un plan de erradicación de tamarindos, la cual es una especie invasora que tiene mucha presencia en el lugar y consume mucha agua. Al mismo tiempo, desde el ministerio de Ambiente de este municipio aseguran que, además de que ellos no poseen el manejo del agua, están afrontando una crisis hídrica que ya lleva más de diez años.

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Por su parte, el Departamento General de Irrigación (DGI), que ya había realizado controles de agua en el lugar y analizado tanto la situación hidrológica del cuerpo de agua como las condiciones hidrogeológicas del área de influencia, señala que el cuerpo de agua se ha visto afectado por la condición de crisis hídrica general de la región. Ante esto, Jennifer Ibarra afirmó que todos se escudan sólo en el cambio climático y en que no hay agua en la región. “No hay decisión política ni interés, ni ganas de salvar estos humedales”, expresó.

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Con respecto al futuro de la Laguna del Viborón, Stella Moreiras apuesta a que el sistema puede reponerse como lo viene haciendo. Sin embargo, aseguró que para ello es necesario que se lleven a cabo estudios en detalle sobre el comportamiento de la laguna. Por otro lado, Jennifer Ibarra indica que desde la fundación Cullunche creen que la laguna aún se puede salvar, pero que esto se lograría desviando agua para su llenado, y dándole la cuota ecológica mínima que por ley, el Departamento General de Irrigación debería darle. “También hay que educar, informar y sensibilizar a funcionarios y legisladores de que salvar los humedales se trata de una cuestión de salud ambiental y económica”, concluyó.

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