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El cambio climático y las actividades humanas son responsables de incendios devastadores

El 2020 está particularmente marcado por la crisis sanitaria del COVID-19 pero no es la única preocupación. Incendios devastadores, como consecuencia del cambio climático y de las actividades humanas; en Australia, Estados Unidos, Brasil e incluso en Siberia, tienen consecuencias ambientales desastrosas. En Argentina, desde principios de año, Córdoba, el delta del río Paraná y el norte del país han sido arrasados por las llamas.

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Incendios en el Delta del Paraná en los alrededores de Campana y Zarate, en la Provincia de Buenos Aires.

©Alejandro Brown

Todavía recordamos los devastadores incendios en Australia y la Amazonía brasileña el año pasado... Sin embargo, hoy en día, la situación está lejos de mejorar. “En 2020 aumentó el número de incendios forestales. Para el mes de abril se registró un incremento general de alrededor del 17% respecto del año pasado. En cuanto a Argentina, no está exento de este fenómeno climático ya que gran parte de su territorio se encuentra actualmente en manos del fuego”, indica Manuel Jaramillo, Director General de la organización Vida Silvestre, al tiempo que agrega que “el fuego y los incendios forestales son generalmente provocados por actividades humanas. Actualmente, el ser humano es responsable del 75% de todos los incendios forestales a nivel mundial, la mayoría de los cuales están vinculados a la deforestación debido a la expansión de las actividades agrícolas y la ganadería".

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Décimo en el ranking de países con más casos de contaminación por coronavirus y una de las cuarentenas más largas del mundo en su capital, Buenos Aires, Argentina, al mismo tiempo, enfrenta devastadores incendios desde hace varios meses. Según cifras anunciadas por diversas organizaciones, en todo el país se han quemado más de 250.000 hectáreas.

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Sin embargo, según Manuel Jaramillo, no debemos olvidar ciertos factores fundamentales para entender estos eventos climáticos extremos. “Detrás del énfasis en el fuego como una problemática ambiental se encuentran otros factores más importantes que influyen y afectan el comportamiento de sistemas naturales como la transformación de los sistemas hídricos y la conversión de humedales a favor de actividades productivas o forestales. Todo esto agregado al cambio climático y a la instalación de represas, hace que los incendios se extiendan a áreas que no deben arder por la presencia de agua”.

La quema de pastizales, una técnica histórica

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Incendios en el Delta del Paraná en los alrededores de Campana y Zarate, en la Provincia de Buenos Aires.

©Alejandro Brown

“En general, cada año se queman los pastos, sin embargo este año ha cobrado una escala significativa por diferentes motivos: la sequía extrema, la caída histórica del caudal del río Paraná dejando grandes áreas accesibles y secas, la falta de la red de drenaje que normalmente actúa 'contra incendios', heladas que mataron la vegetación, la reducción significativa de casi el 90% de la carga ganadera generando más biomasa disponible y finalmente los vientos que llevaron el humo a Rosario y Buenos Aires pusieron en evidencia la situación actual”, detalló Alejandro Brown, presidente de la Fundación ProYungas en Argentina.

La práctica de la quema pastoral es una técnica conocida que permite mantener y regenerar los pastos sustituyendo la vegetación seca, debido a las sequías y a las heladas, por nuevos brotes de pastos. “Culturalmente, la vegetación emergente de los humedales se quema anualmente para permitir el rebrote de los pastos. Esta arraigada costumbre tiene fundamentos lógicos cuando se practica adecuadamente, pero años como este, con todos los factores mencionados, la situación se está saliendo de control”, agregó.

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En el centro de Argentina, en la región pampeana, pero también en el noreste del país, el fuego se considera un elemento natural y forma parte de la dinámica de ciertos ecosistemas. “Una baja presencia de herbívoros en el continente, como búfalos o caballos, ha hecho que las praderas sudamericanas sean más dependientes de los incendios periódicos para no convertirse en otros ecosistemas”, confirmó el director de Vida Silvestre, al mismo tiempo explicó que el Hombre ha vuelto a modificar los ciclos naturales al imponer el fuego como herramienta fundamental en la producción animal. "El fuego ahora se usa en áreas protegidas como un 'fuego controlado' para mejorar las condiciones ambientales de los herbívoros nativos".

El delta del Paraná en llamas

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El río Paraná, en la ciudad de Rosario, Argentina.

©SineLimes

El delta del río Paraná, ubicado entre tres provincias argentinas, Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe, es un gran sistema de humedales que cubre un área de aproximadamente 19.300 km2. Su tercer lugar en el ranking de redes hidrográficas del mundo, después de la Amazonía y el Congo, demuestra la importancia de proteger este tesoro de biodiversidad.

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Sin embargo, este año ha sido particularmente catastrófico ya que, según datos comunicados por diversas organizaciones ambientales, en el Delta del Paraná se han registrado más de 25.000 incendios que afectan directamente alrededor de 200.000 hectáreas de humedales. Las consecuencias para el medio ambiente y la salud son dramáticas. En una carta escrita por las distintas organizaciones, pidiendo la intervención de la ONU, se explica que “los incendios tienen un impacto severo en la biodiversidad pero también en la salud y seguridad de las personas que habitan en la zona de las Islas del Delta de Paraná, muchos de ellos son vulnerables y no tienen acceso a servicios esenciales".

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Carlos Reboratti, geógrafo e investigador científico del CONICET en Argentina, explica el entusiasmo de los pastores por establecerse en el Delta del Paraná: "la expansión de la agricultura en la región pampeana ha empujado a los pastores a buscar otras tierras, más cercanas y más económicas. El Delta del Paraná se convirtió en una opción posible y así miles de cabezas de ganado comenzaron a ocupar el Delta de Buenos Aires y especialmente el de Entre Ríos”.

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Hoy en día, la organización ambiental Greenpeace Argentina libra una lucha por una Ley Nacional de Humedales. Precisamente, el portavoz de Greenpeace afirmó que "los incendios del delta del Paraná han puesto de relieve la fragilidad de estos ecosistemas que aún no están protegidos por la ley de nuestro país. Los humedales son fundamentales en la lucha climática, no solo sirven para prevenir inundaciones, sino que ayudan a mitigar los efectos de las sequías, juegan un papel vital como reguladores del clima y albergan cientos de especies animales y vegetales". En la actualidad, las multas ya no son suficientes para prevenir incendios intencionales y desmontes. “La destrucción de bosques y humedales debe ser tipificada como delito”, explica la organización.

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Ante incendios devastadores y en el actual contexto sanitario, la organización Greenpeace Argentina organizó la primera marcha virtual en el país con el objetivo de defender los humedales. Más de 7000 personas participaron en esta manifestación virtual a favor de la implementación de la Ley Nacional de Humedales.

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El río Paraná, en la ciudad de Rosario, Argentina. 

©SineLimes

¿Hay que acostumbrarse a estos fenómenos meteorológicos extremos?

Los eventos climáticos que observamos como "fenómenos excepcionales" quizás se conviertan, en un futuro próximo, en "fenómenos comunes"... "Mirando hacia atrás, la sequía de este año parece excepcional pero si nos proyectamos en el futuro, esto se puede repetir comúnmente. Escenarios climáticos futuros por emisiones de combustibles fósiles que no producimos -Argentina aporta el 0.9% de las emisiones globales-, indican más estacionalidad, sequía, altas temperaturas y lluvias torrenciales de verano”, aseguró el experto Alejandro Brown.

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Por lo tanto, tendremos que acostumbrarnos a estos fenómenos climáticos extremos. Evidentemente, sus intensidades dependen de la cantidad de factores involucrados. “Este año, la sequía fue excepcional en su magnitud y en la combinación de factores negativos, pero si el cambio climático continúa haciendo que las temperaturas aumenten y que el patrón estacional de lluvias cambie, y los productores continúan actuando de manera irresponsable, este fenómeno tenderá a repetirse a distintas escalas según el año”, añadió Carlos Reboratti.

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La actual emergencia climática debe empujar al gobierno argentino a tomar medidas rápidamente para no experimentar estos mismos fenómenos cada vez más intensos cada año. “Debemos actuar ahora para controlar y extinguir los incendios activos, predecir los próximos, iniciar rápidamente los procesos de restauración necesarios para recuperar los servicios ambientales perdidos y realizar peritajes determinando las causas, identificando y sancionando enérgicamente a los responsables. Autoridades nacionales y provinciales, así como la población, deben responder a esta demanda”, aclaró Manuel.

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Por lo tanto, debemos continuar, a pequeña y gran escala, dándonos cuenta de la importancia de actuar ahora para tener otra oportunidad de mejorar el futuro climático de nuestro planeta.

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