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Un objetivo: acabar con la epidemia para 2030

Desde el apogeo de la epidemia, en la década del ´80, se ha logrado un progreso considerable en el tratamiento del virus, pero aún sigue siendo una enfermedad altamente discriminatoria... A menudo atribuido al “cáncer-gay" -como se lo denominó en sus inicios- las mujeres con VIH positivo, son minoría y tienden a ser olvidadas y poco consideradas. Además de la llegada de la terapia triple -combinación de medicamentos que permiten controlar la infección y eliminar el virus-, ¿Cuáles han sido los cambios reales en los últimos 30 años?

Contra el SIDA

Aunque la epidemia se ha visto forzada a retroceder y el número de muertes relacionadas con el sida ha disminuido de manera espectacular, el informe de ONUSIDA prueba que aún queda un largo camino por recorrer. De hecho, en 2017, 36,9 millones de personas en el mundo vivían con el VIH, y 1,8 millones de personas contrajeron el virus ese mismo año. Sin embargo, a diferencia de la década del '80, ya no se conoce al VIH necesariamente como sinónimo de "muerte asegurada". El mundo ha logrado frenar y revertir la propagación del VIH, razón por la cual, las asociaciones del SIDA tienen un nuevo objetivo: terminar con esta epidemia para el 2030. La detección a tiempo sigue siendo la clave para limitar al máximo la propagación del VIH.


Sin embargo, detener por completo la epidemia parece algo utópico en este momento ...En África oriental y meridional, la primera región azotada por la epidemia, con una población que representa más de la mitad del total de personas infectadas en todo el mundo, las nuevas infecciones por VIH disminuyeron en un 30% entre 2000 y 2017. Por el contrario, en el Medio Oriente, África del Norte, Europa Oriental y Asia Central, el número anual de nuevas infecciones casi se ha duplicado desde el año 2000.

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

Catherine Kapusta-Palmer

Mujeres VIH-positivas discriminadas


Sin embargo, estos tratamientos son muy pesados obviamente, y tienen efectos secundarios significativos. "Descubrimos que no es aspirina la que tomamos, sino antirretrovirales", aclaró. Estamos hablando de lipodistrofias, que son los efectos adversos de los tratamientos antirretrovirales, que varían según el género. "Hacer que fuera escuchado por nuestros médicos fue muy difícil. Nos decían siempre esto: bien, van a tener algunos kilos de más, pero no van a morir, la triterapia les permite estar vivas. Entonces, hagan una pequeña dieta, total a ustedes las mujeres les gusta hacer eso", comentó con indignación y decepcionada con la forma en que se ve a las mujeres en la sociedad, y especialmente como mujeres VIH-positivas.

De hecho, “la enfermedad fue rápidamente identificada como la enfermedad de los homosexuales, drogadictos y personas de origen africano subsahariano. Para las mujeres, se decía que se trataba sólo de prostitutas”, dijo. “Se nos discrimina, no podemos hablar de ello, pero si no lo hacemos, continuará así. Es por eso que decidí salir de este círculo vicioso”. Al principio de la epidemia todos los ojos se dirigían a la comunidad homosexual, afectada principalmente por el virus que se propagaba a una velocidad vertiginosa, y por lo tanto los tratamientos fueron probados sobre todo en los hombres. Esta es la razón por la cual las mujeres se sentían excluidas o incluso "abandonadas" frente a este virus mortal. Por otra parte, muchos documentales e informes han abordado el tema de las enfermedades relacionadas con el SIDA y el VIH, pero ¿cuántos de ellos han dado una voz a las mujeres con VIH? Muy pocos.


Es cierto que las mujeres, en comparación con las llamadas poblaciones de "riesgo", que son homosexuales y migrantes del África subsahariana, son minoritariamente afectadas por la enfermedad. Pero las cifras hablan por sí solas. En Francia, un tercio de las personas con VIH son mujeres, y en el mundo, más de la mitad de las personas con la enfermedad son mujeres. Además, a menudo se olvida, pero las mujeres tienen tres veces más probabilidades de estar infectadas que los hombres. Entonces sí, a las mujeres les preocupa el VIH y les gustaría ser más escuchadas.

Estudiante de espaldas

Aunque la imagen de la enfermedad no ha cambiado, ya que todavía se discrimina en todos los niveles, conocer su estado de VIH ya no tiene los mismos efectos. "Cuando me dijeron que era VIH positivo, me pregunte ¿Por qué yo? No tenía miedo porque sabía que había tratamiento, pero pensé que esto cambiaría algo en mi vida, pero no sabía qué”, explicó una joven estudiante de 25 años que es portadora de VIH desde hace 5 años. 

Treinta años atrás, tal reacción hubiera sido impensable. Antes, la única preocupación era cuánto tiempo quedaba para vivir, hoy las preguntas son más sobre el futuro. “Me preguntaba como iba a hacer para tener relaciones sexuales, para enamorarme, para manejar la vida de una pareja con esta cosa”, explicó.  

Catherine Kapusta-Palmer, coordinadora del programa “Planificación familiar para mujeres y sida"

Estudiante de 25 años, portadora de VIH desde hace 5 años

Estadísticas mundiales VIH

Estadísticas mundiales del VIH - 2000 à 2017

Fuente : Onusida

Esta marcada caída en el número de infecciones por VIH y muertes relacionadas con el SIDA a nivel mundial, fue posible gracias a la introducción de la terapia triple en 1996. Se trata de un tratamiento anti-viral en el que se combinan tres medicamentos contra el virus VIH. La esperanza de poder vivir con VIH positivo finalmente fue concebible. "Ante el anuncio de la enfermedad por parte de los médicos, los pacientes quedaban psicológicamente en una especie de muerte anunciada, sabían que iban a morir. A partir de 1996, los pacientes tienen que hacer duelo de su propio duelo, es decir que ahora pueden convivir con la enfermedad", explicó Marie-Giselle Lebrette, viróloga del Hospital Tenon de París. Antes de la llegada del tratamiento, se hablaba sólo de muerte. 

"Los doctores nos dijeron que solo teníamos 5 o 10 años para vivir. Y luego están los amigos que mueren, hay un compañero que muere. Nos acostumbramos a vivir así y a decir que los proyectos son finalmente a corto plazo", dijo Catherine Kapusta-Palmer, coordinadora del programa “Planificación familiar para mujeres y sida”, llevado a cabo en París. Ella misma, VIH-positiva desde 1987, agregó que “las triterapias fueron muy buenas noticias porque nos dimos cuenta repentinamente de que podríamos vivir más de lo esperado”.

Triple terapia, buenas noticias

Choque generacional

Aunque hoy en día la cantidad de virus presente en su sangre es extremadamente baja, a veces se considera como "algo tóxico". "Hay momentos en los que pienso en ello todo el tiempo, me angustia, quiero eliminarlo. Una vez, un amigo se atrevió a decirme que todo sería más fácil si no tuviera VIH. Yo le dije, 'ya lo se, gracias, pero lo tengo'", dijo con un poco de arrepentimiento y una voz llena de emoción.

¿Campañas de prevención ineficaces?
 

A pesar de las campañas de prevención masivas, en lugar de disminuir, el número de infecciones se está estabilizando. Los jóvenes siguen siendo el objetivo principal. "Mi novio es consciente de mi estado de VIH, pero a pesar de eso, continúa sin protegerse porque ve que vivo bien con el VIH", dijo la joven estudiante. Una verdadera paradoja. El hecho de que los tratamientos sean efectivos y le permitan continuar viviendo a pesar de la enfermedad, no necesariamente empujan a algunos a cambiar sus malos hábitos.


"El problema de la prevención por supuesto que existe, de lo contrario no habría más de 6.000 infecciones por año en Francia. Pero conocer el peligro no evita que te arriesgues”, Dijo Marie-Giselle Lebrette. Además, en los últimos años en Francia, un nuevo grupo de edad está particularmente preocupado por el virus. De hecho, las mujeres de 50 años, recientemente divorciadas, forman un nuevo objetivo. Después de años de vivir con sus maridos, cuando encuentran nuevos cónyuges, no cambian sus hábitos y continúan teniendo relaciones sexuales nuevas sin protegerse. Así es como se contagia cada vez más el virus.

 
Por lo tanto, todavía hay un trabajo importante por hacer para que el diagnóstico se convierta en un automatismo a fin de reducir, en el mejor de los casos, el número de personas que han contraído el virus sin saberlo. La propagación de infecciones será entonces limitada. 

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