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La contaminación atmosférica en la ciudad es un mal ambiental y para la salud

Tanto en invierno como en verano, no es raro oír hablar de picos de contaminación por partículas finas o por ozono... A pesar de los esfuerzos y mejoras en determinadas regiones del mundo, las consecuencias de la contaminación del aire sobre el medio ambiente y la salud de las poblaciones aún son demasiado importantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 99% de la población urbana mundial respira aire que contiene altos niveles de contaminantes peligrosos para la salud.

Tráfico de la ciudad

La contaminación del aire es uno de los mayores riesgos ambientales para la salud mundial. “Los países de ingresos bajos y medianos son los más expuestos a niveles nocivos de partículas (PM) en comparación con el promedio mundial. Para los niveles de algunos otros contaminantes, como el dióxido de nitrógeno (NO2), no se observa esta diferencia según el nivel de ingreso de los países”, indica Deborah R. Tasat, directora del Laboratorio de Biotoxicología Ambiental del ITECA del CONICET-UNSAM y Melissa L. Kurtztout, miembro del Laboratorio ITECA.

En los países en desarrollo -en el Sudoeste de Asia, en el Pacífico Occidental o en África- donde el monitoreo de la calidad del aire es limitado, hay menos del 1% de las ciudades que cumplen con los umbrales de referencia recomendados por la OMS para proteger la salud de la población, frente al 17% de las ciudades de los países desarrollados. “Según algunas proyecciones, si no se implementan medidas efectivas para 2050, la contaminación del aire podría convertirse en la principal causa de muerte ligada a factores ambientales, duplicando o triplicando las cifras actuales de mortalidad”, explican los dos investigadores, al tiempo que enfatizan que la contaminación del aire es hoy en día el 5to factor de riesgo de mortalidad en el mundo.

Los contaminantes del aire pueden provenir de fuentes naturales (erupciones volcánicas, tormentas de arena, incendios forestales, etc.), pero son emitidos principalmente por actividades humanas, como el transporte, el sector residencial, la industria y la agricultura. “Es importante señalar que los fenómenos naturales, que contribuyen a la contaminación del aire, son generalmente eventos extremos y repentinos, mientras que los contaminantes resultantes de la actividad antropogénica se liberan continua y persistentemente a la atmósfera”.

Refinería de petróleo

El ozono, un preocupante contaminante del aire

En verano, las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas provocan episodios de contaminación por ozono, un contaminante secundario del aire que depende de las condiciones meteorológicas. “El ozono es la combinación de Compuestos Orgánicos Volátiles (COV) y óxidos de nitrógeno (NOx), emitidos principalmente por el tráfico de automóviles y las actividades industriales. La combinación de ambos crea una reacción química, reforzada por el efecto de la radiación solar y las altas temperaturas, que es como se forma el ozono”, explica Tony Renucci, presidente de la asociación Respire. Tal y como indica un informe publicado por AirParif, “los niveles medios anuales de ozono medidos en la aglomeración urbana de París casi se han duplicado en 20 años. Este aumento se observó en Francia y en toda Europa”.

Para controlar efectivamente los niveles de ozono, un enfoque global y la coordinación internacional son esenciales. “El ozono es un contaminante atmosférico transfronterizo, muy influenciado, en Francia y en Europa, por las emisiones de contaminantes atmosféricos a escala mundial, como el metano”, asegura Augustin Colette, Jefe de la Unidad de Modelización y Cartografía Atmosférica Ambiental de INERIS, mientras agregó que el aumento del ozono también se debe, indirectamente, "a la fuerte caída de los óxidos de nitrógeno en la ciudad que contribuyen a destruir el ozono".

El ozono no solo tiene consecuencias sobre la salud… “Tiene efectos sobre los ecosistemas y agrosistemas, en particular sobre la caída de los rendimientos agrícolas, entre un 5 y un 15% a nivel europeo”, confirma el experto. De hecho, un estudio realizado por ADEME e Ineris, en colaboración con APCA, demuestra que el ozono provoca una caída en las cantidades de producción, pérdidas económicas para los agricultores y altera la calidad de los productos agrícolas.

Skyline panorama

La contaminación del aire, un problema de salud pública

Si bien el ozono es un contaminante creciente, las emisiones vinculadas a las actividades humanas y las concentraciones de varios contaminantes en la atmósfera han disminuido en general desde la década de 2000 en Francia. “Las emisiones antropogénicas de dióxido de azufre (SO2) se han reducido en más de un 80%, mientras que las de óxidos de nitrógeno (NOx) y material particulado (PM) se han reducido entre un 50% y un 60%. El amoníaco (NH3), ligado a las actividades agrícolas, es una excepción porque este contaminante ha cambiado muy poco”, asegura Augustin Colette.

A pesar de estos importantes descensos, la contaminación del aire contribuye a la muerte prematura de alrededor de 7 millones de personas al año, según cifras publicadas por la OMS. “En Francia, sumando todos los contaminantes, hay aproximadamente 100.000 muertes al año”, dice Tony Renucci. Si bien estas cifras siguen siendo demasiado altas, centrándonos en la evolución de la mortalidad atribuible a las partículas finas entre 2009 y 2018 en Francia, “observamos una caída de la mortalidad de alrededor del 20% al 30%. Si miramos a nivel europeo, a principios de la década de los 90 había casi 1 millón de muertes atribuibles a la contaminación del aire, mientras que desde 2010-2015 se han producido alrededor de 400.000 muertes al año”, señala el experto de INERIS.

Las partículas finas (PM2.5) son responsables de la mayoría de los impactos en la salud relacionados con la contaminación del aire. “El PM10 llega a los bronquios mientras que el PM2,5 va a los alvéolos de los pulmones”, confirma Lucio De Oto, Concejal de la Oficina de Política y Control Ambiental de la Municipalidad de Vicente López (Buenos Aires, Argentina) e integrante del SIBSA. Debido a su pequeño tamaño, el PM2.5 puede penetrar profundamente en el sistema respiratorio y afectar otros órganos distantes como el corazón, el hígado, los riñones y el cerebro.

Las infecciones respiratorias, las enfermedades cardíacas y cerebrovasculares o incluso el cáncer de pulmón son las consecuencias para la salud vinculadas a la mala calidad del aire que respiramos a diario. “En términos de salud ambiental, las desigualdades sociales se están ampliando. Las poblaciones más desfavorecidas serán más vulnerables y más propensas a padecer enfermedades respiratorias. Esto es visible tanto en los países desarrollados como en los menos desarrollados. Este es un tema muy preocupante”, dice Lara Buthet, Doctora en Toxicología Ambiental y Salud Socioambiental (CONICET).

 Niños con máscaras

Reducir la contaminación del aire, un reto constante

Reducir con éxito las emisiones de contaminantes del aire requiere una acción local. “Hay políticas globales y nacionales, pero lo importante es la gestión concreta de una región metropolitana, una ciudad o un municipio”, explica Lucio De Oto.

En Francia, la ley Clima y Resiliencia tiene como objetivo reducir la contaminación del aire generada por los automóviles limitando la circulación de los vehículos más contaminantes con el establecimiento, para 2024, de Zonas de Baja Emisión de Movilidad (ZFE-m) en todas las áreas metropolitanas con más de 150.000 habitantes. “El objetivo es, por ejemplo, prohibir completamente la circulación de vehículos diésel en París para el año 2024 y vehículos de gasolina para 2030, a través de la operación de viñetas Crit'Air, explica el presidente de la Asociación Respira mientras especifica que “Francia es más bien un mal estudiante en Europa porque no respeta los valores normativos europeos en materia de PM10 y NO2. Sin olvidar que París es una de las ciudades más contaminadas de Europa Occidental en particular”.

Un mejor aprovechamiento de la calefacción de leña, fuente importante de emisiones contaminantes responsable de los picos de contaminación por partículas finas en invierno, es un punto fundamental a mejorar. “Se deben evitar las chimeneas abiertas y se debe favorecer el uso adecuado de una estufa de leña con la etiqueta Flamme Verte para limitar al máximo las emisiones de partículas”, explica Augustin Colette.

Además, en la lucha contra el cambio climático y el calentamiento global, la contaminación del aire tiene un papel que desempeñar porque muchos contaminantes del aire también son gases de efecto invernadero, como el hollín de carbono y el metano. “La cuestión de los cobeneficios entre las políticas climáticas y las políticas de calidad del aire es muy importante. Nos damos cuenta de que al reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia una economía baja en carbono, no se emitirán ciertos contaminantes atmosféricos y las técnicas de control de la contaminación se volverán superfluas”, confirma el experto. Las políticas de calidad del aire, las políticas climáticas y las políticas de salud deben trabajar de la mano para esperar un futuro mejor.

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